Literatura, la puerta hacia otros mundos

Pablo Aranda, escritor malageño, nos cuenta sobre dos de sus placeres en la vida: viajar y escribir, por supuesto, dos pasiones que nos contagia. También nos habla de su vida, su paso por las letras, sus gustos, preocupaciones y su libro El protegido. ¡Conócelo!

Por Carlos Priego

Todos estamos hechos de historias y quizá por eso tenemos muchas que contar a los demás. En ese proceso, entre las narraciones, se mezclan rumores y ficciones que se integran a nuestro relato personal, ese es el caso de Pablo Aranda (Málaga 1968), un escritor que ama a México y lo hace “a lo mexicano”.

La primera vez que visitó este país fue hace unos 20 años; voló a la CDMX y de allí partió en autobús con destino a Oaxaca y luego a Chiapas, desde donde cruzó la frontera con Honduras y bajó hasta Nicaragua.

Después de esa aventura siguieron por lo menos dos más, hasta 2006, cuando estuvo en la Feria del Libro de Guadalajara y justo al regresar a España nació uno de sus hijos. Sin embargo, través de la literatura ha vuelto a nuestro país en bastantes ocasiones más.

El también ganador del Premio Málaga de Novela en 2006 descubrió que la pasaba bien leyendo y pronto consideró que la literatura le podía ofrecer la posibilidad de emprender grandes viajes y vivir muchas vidas, ya sea buceando por los mundos de otros o por aquellos creados por él. “Pronto descubrí que me gustaba escribir. Con 12 años escribí un cuento del Oeste para el colegio que se llamaba Con él llegó la paz, y que gracias a Dios no se conserva. A escribir en serio, a los 20 años. Por desgracia, conservo muchos de aquellos escritos”, señala.

Poco a poco, la información que hilvana Aranda ha comenzado a estructurar un proceso creativo: “Cuando algo que he imaginado, visto o escuchado se me fija en la mente (y no sé por qué algunas ideas se me fijan y otras no), dejo que crezca un poco y me pongo pronto a escribir, sin saber a dónde me va a llevar. Esto me obliga a detenerme cuando llevo 70 páginas para volver al principio. También hace que deba corregir mucho. Al mismo tiempo, este no saber me divierte y me hace afrontar la escritura como si estuviera leyendo”.

“Cuando estoy escribiendo una novela, escribo todos los días. Con una hora por la mañana me basta, pues escribo rápido. A la mañana siguiente me asalta la culpa y me siento a escribir de nuevo corrigiendo primero lo escrito el día anterior”, platica.

Las preocupaciones de Pablo son diversas, muchas de ellas se integran a sus historias que versan de gente cercana, de aquí y de ahora. Relaciones, pérdidas, búsquedas, amor. Historias sociales con algo de intriga en las que se preocupa mucho por la manera de contarlas, “creo que en México gustarán (pero qué voy a decir yo)”, señala.

“Ser un escritor no es sencillo, sobre todo si se es una persona ambiciosa, por fortuna no soy ese tipo de persona, en literatura apuesto por crear un mundo propio y hacer disfrutar a quien me lea con una historia interesante contada de una forma muy muy seria (lo que no significa que deba ser sin humor).”

¿Cuáles son los placeres que disfruta Pablo Aranda?

Me gusta mucho viajar, el cine y la lectura. También disfruto escribiendo. Yendo a la playa con mi familia, nadando en el mar pero sin alejarme de la orilla (en mi ciudad mediterránea me aseguran que no hay tiburones, pero no termino de creérmelo). Tomando una cerveza fresquita, incluso dos. Haciendo deporte. También encontrando de vez en cuando huecos para estar solo.

En El Protegido (Malpaso 2015), el malagueño retrata la historia de personas que pasan por la vida sin ningún tipo de ruido y por una razón u otra acaban metidos en un gran lío por querer hacer las cosas bien. El clima de la novela es oscuro y la intriga se va haciendo cada vez más interesante a medida que conocemos a cada personaje.

“En esta historia, se me cruzaron dos más que no tenían nada que ver. La primera fue cuando acompañé a mi mujer a enseñar un apartamento que alquilaba. ¿Y si la semana que viene, cuando ha quedado para firmar el contrato, no se presenta el inquilino y al llamarlo se entera de que ha sido asesinado? (dicho así parece una tontería, pero lo elaboré un poco mejor). La otra era la de un padre preocupado por ver a su hijo pequeño tras haberse separado de la madre. Fue una excusa para ponerme a escribir. Ambas historias se complicaron y se ramificaron. Es una historia de personajes con los que podríamos cruzarnos por la calle, no son especiales, todo parece irles bien o normal, hasta que algo se tuerce y eso les permite perderse para siempre o encontrar el lado.”

Es una novela negra de las buenas, de las que no puedes dejar de leer porque atrapan desde el principio; pero también es una gran novela sobre las relaciones humanas.

Finalmente Pablo señala que imagina que habrá vendido cientos de miles de ejemplares y que serán millones después de esta entrevista. Él es Pablo Aranda, escritor que nunca olvidará, aunque no estaba entonces, cómo se portó Lázaro Cárdenas con sus compatriotas españoles.

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